Un bebé que fue concebido por dos hermanos de sangre murió dos horas y diez minutos después haber nacido. La causa se produjo por problemas genéticos.

El hecho se dio en la ciudad de Dustlik (Uzbekstán), donde el personal médico que había atendido el parto el pasado 4 de junio quedó asombrado.

Según medios locales de Dustlik, la progenitora dio a luz a las 35 semanas y cuatro días.

Por consiguiente, el bebé medía 47 centímetros y pese a que los médicos anunciaron que el niño estaba perdiendo la vida buscaron la manera para reanimarlo, pero no se consiguió.

Por su parte, el Ministerio de Salud de Uzbekistán explicó que la criatura padecía de una enfermedad llamada ictiosis congénita grave.

La afección, “se caracteriza por la presencia de escamas grandes, gruesas y con aspecto de placas afectando todo el cuerpo, asociadas a ectropión severo y orejas aplanadas”.

El Ministerio de Salud agregó que el menor pudo padecer otras enfermedades tales como: retraso mental congénito, alteraciones cromosómicas o síndrome de Down.

Ante esto, la institución de salud hizo un llamado a los jóvenes a evitar el matrimonio entre parientes cercanos y realizarse exámenes médicos constantemente.